Decidí escribirte. Sin más.
Ocurrió un día en que me levanté y las ventanas estaban abiertas, y supongo que sería por mi despiste la noche anterior, pero a veces me gusta imaginar que las golondrinas de Bécquer vinieron a hacerme compañía en la noche y se fueron demasiado temprano en la mañana. O que me despertaba la primavera exigiéndome florecer. El caso fue que me quedé viendo bailar despreocupadas a las cortinas. Yo quería ser como ellas. Aún quiero. Por eso a partir de aquel entonces dejo la ventana abierta; para facilitarles la entrada a las golondrinas, para que la primavera me traiga flores a la cama. Para despertarme vienoa las cortinas bailar. Y espero ser capaz de aprender de ellas algún día para conseguir bailar sola pero despreocupada. Acordándome de ti en los breves descansos en los que mi mente exija verte (o recrearte vagamente) frente a mí.Seguiré dejando la ventana abierta y el alma llena de momentos para que no me quepas tú.
Sí, aún espero aprender de las cortinas ese baile, aunque algo ajeno me han enseñado ya.
Por eso decidí escribirte. Sin más.
Y ocurrió un día en que me levanté y las ventanas estaban abiertas...
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