sábado, 25 de enero de 2014

El ritmo de dejarte ir.

Tic, tac, tic, tac. 

Siguen pasando los segundos delante de mis ojos.


Tic, tac, tic, tac.

Son minutos. Y horas. A veces veo incluso días volar delante de mí sin que pueda hacer nada.


Tic, tac, tic, tac. 

Vuelan con ellos las flores que se llevó el otoño y las pocas hojas marchitas que dejó como prueba de que estuvo aquí.


Tic, tac, tic, tac. 

Y de reojo te veo pasar a través de la ventana.
Sabes que estoy esperando por ti pero nada importa ya cuando no me vez como más que una (des)conocida que pasa de lejos.


Tic, tac, tic, tac.

Cada paso que das lo va marcando el reloj rojo del suelo que ha pasado a vivir en mi cabeza. Y con él sus engranajes, que serán lo que me impulse hoy por hoy.


Tic, tac, tic, toc. 

Ahora no suena otra cosa que una explosión.
Quizá sea mi cabeza asimilando la situación.
Quizá sea el recuerdo que trae la habitación.
Quizá sea yo. 

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