… Intentaré explicártelo. Pongamos que vivía con ella. Que lo dudo, ¿sabes? Porque la habría tirado por el balcón antes de llegar a medio día de convivencia. Pongamos que se llamaba Distancia, ¿de acuerdo? Y que siempre estaba en medio. Ya de paso pongamos también que la odiaba, lo cual es cierto. Pongamos que aún llamándose así siempre estaba a mi lado, por irónico que resulte, y que no le importaba lo más mínimo el dolor que sentía cuando me clavaba sus uñas en el cuello y me desgarraba algo más que la piel. Pongamos que dejo de hablar en pasado, porque lo sigue haciendo. Digamos que, por razones que no me apetece redactar, me la tenía jurada. ¡Y la muy hija de puta no se largaba nunca!
Pongamos que un día sale. Salimos, quiero decir. Que “¡No sin la Distancia!” podría haber sido mi lema y que —esto sí que es cierto— seguía sintiendo sus uñas en mí aun al salir corriendo y dejarla atrás como podía. Pongamos que en uno de estos días vacíos empieza a susurrarme en el oído historias que ojalá se guardase para sí misma, ¿entiendes? Y pongamos que… Pongamos que salgo corriendo de nuevo, esta vez llorando, y que el portazo que doy al irme acaba resquebrajándome hasta a mí.
Sé que me he extendido demasiado, ¿vale? Pero estoy acabando, lo prometo. Verás… Pongamos que ya no puedo más, ¿entiendes? Pongamos que Distancia por dentro me ha vuelto —definitivamente— hueca y gris con diminutos lienzos de colores colgados aleatoriamente por donde nadie mira. Pongamos que grito y me retuerzo; que vuelvo a irme y espero no volver. ¡Pero esto no es todo! Pongamos que encuentro, sin darme cuenta, una salida. O algo que me comprende. O alguien. ¡Qué más da! Pongamos… Pongamos que lo abrazo, ¿sí?
Sí. Pongamos que lo abrazo. Pongamos que Distancia me ve.
Pongamos que lo abrazo, que Distancia me ve y se pone celosa.
Pongamos que se va. Que me da igual. Pongamos que la olvido.
Pongamos que se ha ido. ¿Y ahora qué?
¡Ahora nada! ¡Eso es!
Pongamos que escribes muy triste y muy bonito- y esto sí que es cierto-, y que, con cuatro párrafos y un verso (y hablo de ello como poesía), Distancia ya nos ha ahogado como si viviese con nosotros.
ResponderEliminarDistancia siempre acaba siendo la misma mente de cada uno, y qué putada que nos clave las uñas a todos. ¡Muchas gracias por tu comentario! Siempre es bonito recibir palabras de alguien.
Eliminar