domingo, 18 de mayo de 2014
Escondámonos.
Mira, yo voy a serte sincera: a mí no me gusta escribir como a ti no te gusta desgarrarte, pero ninguno tiene la culpa de que las cosas pasen, ¿no es así? Tú te clavas las uñas y yo alguna que otra coma, cosa que no por ser diferente duele menos, ¿sabes? Tú tranquilo, que sé que no. Somos diferentes. Normal. Mientras tú estudiabas hasta con quién follaba Bécquer yo me dedicaba a leerlo. Y eso no me hace mejor persona, corazón, no te confundas; pero no acepto que me hable de versos y amor alguien cuyo nombre no rima con el de otra persona.
Quizá me haya desviado del tema. Verás, voy a serte más sincera aún si puedo: Me importa una mierda. ¡Ahora tómatelo como quieras! Pueden ser mis desvaríos, los tuyos o tú mismo. Estoy perdiendo el sentido. Otra vez. Y recuerdo un día de lluvia en el que me deseaste suerte pero no dijiste de qué tipo. Ahora entiendo la llorera de tantos párrafos inciertos.
No sé qué sentido tiene todo esto, pero echo de menos ser imprecisa y triste.
Reconfortante. Como saber que tu musa te juzga y ha decidido no pegarte un tiro. Aún.
Extraño, digo.
Escondámonos, por si acaso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario