Se me ha ocurrido decirle que todo es mentira; que solo echaba de menos que se me acelerase el pulso de vez en cuando, que solo echaba de menos que la mirada de alguien me necesitase como yo necesito respirar.
He cogido el coche después de un mes encerrado y todas las canciones fueron tristes. Y se ha sentido como que seguía entre cuatro paredes tan oscuras que absorbían cualquier rastro de luz. El trayecto de hora y media, en mi mente, podría resumirse en los 3 minutos y 50 segundos que dura Where is my mind de Pixies. Lloraría, pero no soy así. El tiempo pasa muy lento para mí desde hace años, y desde hace años los sentimientos muy intensos no tienen efecto en mí a pesar de no saber controlarlos. Solo le duele al resto. Por eso llevo mucho tiempo preguntándome a mí mismo cómo es que me han permitido gestionarme solo.
Mentiría si digo que no me he planteado tirarme desde algún sitio muy alto. Mentiría también si dijese que no he pensado en tirarla a ella. La he recogido a la misma hora... De siempre. La hora a la que solíamos vernos. Podría sonar a algo habitual: pero no. Ocurría como un año bisiesto. Dejé de quererla hacía ya dos de esos, pero que estuviese era una costumbre. Éramos una costumbre. A menudo tengo la sensación de ser un sociópata cuando pienso que la tengo cerca únicamente para enfadarla y que los gritos me sienten como una descarga en el cuerpo cuando siento que me estoy dejando morir. Quiero que me mantenga despierto, lo suficientemente vivo para seguir. Pero me aburre.
Se me ha ocurrido decirle toda la verdad: que la quise lo mismo que duró un solsticio y luego nunca más, pero que me la quedo porque a mi autoestima le sienta bien cuando me ve y se emociona. Se me ha ocurrido. Camino adonde íbamos le he dicho que tenía una sorpresa para ella. "Te gustaban las luces ¿no, cariño?" y me ha asentido muy emocionada.
Quizá estéis pensando que quería suavizar la situación. La verdad es que, sí, os juro que se me había ocurrido contarle todo lo que había estado pasando en realidad. Sin embargo, me he parado en un lado de un mirador que daba a una zona muy bien iluminada, preciosa de noche, y le he dicho que mi sorpresa estaba unos metros delante: que tendríamos que ir caminando. "¡Qué bonito!" Sí. Te encantan las luces, hija de puta.
He arrancado en cuando ha avanzado unos metros y la he dejado allí. Y es cierto que se me había ocurrido confesarle que todo era mentira: pero pensándolo mejor, creo que me estoy muriendo. Creo que necesito el chute. Ojalá encuentre cómo regresar pronto y le vea saltar las chispas para que me llegue la descarga. Esperaré un año bisiesto más.