jueves, 5 de junio de 2014

Viento y pedazos.



Escribe el eco sobre el eco,
y las máquinas de escribir
sobre funerales y la falta de tinta
en "otra de esas tristes
máquinas de escribir".

Escribo yo, no sobre mí.
¡Eso sería una estupidez!
Escribo yo, sobre ella,
aunque cuente todo lo mío.
¡Y sigue siendo estúpido!


¡Como que el eco escriba
sobre el eco!
O las máquinas de escribir lloren
por "esas tristes máquinas
 de escribir".


Cariño, asómate,
que las ventanas están
siempre abiertas para ti.
Que no es una ametralladora
lo que suena por aquí.

¡Que soy yo escribiendo
otra vez al porvenir!

Escribo yo, no sobre mí,
y si lo hago bien no es gracias a ti.
¿Acaso agradece el eco al eco
o las máquinas de escribir
al resto de "esas tristes máquinas
de escribir"?

Recuerda que vivimos
donde la luna se tiñe de rojo
pero nunca nadie derrama 
ni una gota de sangre
por miedo a los olores.

Recuerda que sigo escribiéndote.
Que escribo yo, no sobre mí.
Que si lo hago bien no es gracias a ti.
Y que por dentro soy lúgubre
con paredes de colores.

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