Hablan de puertos y faros que guían, sin embargo he pasado noches en el puerto y sigo sin una luz en mi vida. Mira, crecer no es una elección, es un accidente, y claro que me gustaría seguir teniendo cinco años y pedirle a mi padre que deje la puerta entreabierta y encendida la luz del pasillo, pero todo eso se ha acabado. Y tú… Tú mejor no me mires si no piensas volver a mirarme, que estoy cansada de miradas que son faros y solo iluminan hacia el norte que perdí hace ya tiempo.
Te sabe la mirada a barro y hojas secas. No sé si son arenas movedizas, pero casi. Y agradezco no haber pasado por ahí, corazón.
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