martes, 7 de julio de 2015
Lo intenté por ti.
Verás, nunca he sido bueno en esto. Lo sabes; lo sabías. Intenté escribirte algo y solo me salió esto: como una despedida. Como algún tipo de excusa que te pide más tiempo. Pero no lo hay.
Debería dejar de dormir en el sofá.
Debería dejar de escribir sobre despedidas.
Debería peinarme por las mañanas a primera hora, cuando me miro en el espejo.
Debería dejar de escuchar cómo James Blunt dice que eres preciosa.
Debería decirte más que eres preciosa.
Debería parar el tiempo.
Debería hacerte una canción y ponerte en repetición para siempre.
Debería comprar más cigarrillos.
Debería dejar de fumar.
Debería hacer como que nada ha sucedido.
Debería decirle al resto que no te fuiste.
Debería ceder al mundo y que pare de tirarme de los recuerdos.
Debería haberme tirado de las orejas en su lugar.
Debería dejar de lamentarme.
Debería dejar de repetir como lo hago.
Debería empezar a conjugar como me enseñaste.
Debería empezar a ser nosotros y no yo.
Debería dedicarte una canción.
Debería haberte llevado el café por las mañanas.
Debería haber cambiado las sábanas.
Deberían oler como tú.
Debería haber ido contigo a ver las estrellas.
Debería haberte contagiado la gripe.
Debería haberte cuidado como me cuidabas.
Debería empezar a terminar los cuadros que me pediste.
Debería haber cerrado la puerta con llave.
Debería no haberte enfadado aquella noche.
Debería haber estado contigo.
Debería haberte salvado de quienes entraron.
Debería no haber dormido en el sofá.
Debería dejar de escribir sobre despedidas.
Debería aceptar que no pude despedirme.
Debería llamar a esto como lo que te gustaba:
"Mil deberes por amor y un adiós interminable."
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