domingo, 11 de enero de 2015

Dame alas.


Aquel día me presenté sola. (Más bien no)

Tiempo atrás habíamos acabado de acuerdo en que era bonito que los sueños de cada uno solo pudiesen llevarse a cabo con el otro. Por aquel momento mi sueño era ir a un concierto de Coldplay, mi banda favorita, pero con él. Y le pareció maravilloso. También a él le encantaba Coldplay, pero decía que no era su grupo favorito, que había canciones que no le gustaban. Yo le respondí que, para mí, mi grupo favorito no es aquel del cual me encantan todas sus canciones, sino el que me hace sentir con ellas ya sean todas o solo una. Cuando se lo expliqué él asintió como quien te manda a callar. Lo hacía muchas veces, nunca me lo tomé demasiado a pecho.

Un día antes de dormir se me ocurrió la forma perfecta de explicárselo. "Pasa como con las personas", creo haber dicho. Estaba demasiado cansada para entender lo que decía, yo solo hablaba, como siempre que se me ocurría algo. "Siempre llega alguien que no te gusta en todos los sentidos, pero te hace sentir algo más. Como que te comprende, ya sea por lo mismo que tú has sentido o por otra cosa". Creo que respondió a lo que dije, pero me dormí. Él siempre será un secreto para mí, o eso he pensado desde que lo conocí. No poco después de aquello él se fue, y Coldplay daba un concierto aquí mismo. No sabía muy bien qué pensar, pero cómo iba a dejar pasar a mi banda favorita, así que fui. 

Aquel día me presenté sola, pero en medio de una canción, justo a la mitad del concierto, creí haberlo visto a él allí solo, en medio de un montón de desconocidos. Desde aquel momento siempre he pensado que él era mi canción favorita, aunque nunca hubiese vuelto a escucharla.